Google ha sido hoy noticia en televisión al ser demandas por unas cuantas empresas competidoras acusándola de comerse todo el mercado de los buscadores dejando prácticamente sin oportunidad al resto de la competencia de poder ofertar sus servicios. (O al menos era algo por el estilo). No es la primera vez que Google es demandada o denunciada este año. En febrero de 2010, Foundem, una empresa británica de compras on-line; ejustice-fr., un buscador francés de temas jurídicos, y la web de compras Ciao (filial de Microsoft) la denunciaron alegando que Google las penaliza al ser buscadas porque dicen ser competencia directa del reconocido buscador. Este mismo año, otra empresa de cartografía francesa la demandó por competencia desleal al publicitar en Google maps otras empresas de cartografía de manera gratuita.
¿Qué responde Google a todo esto? “No nos sorprende que nos pregunten sobre el rol que tenemos los sectores de publicidad y sobre la competencia. Sin embargo siempre hemos trabajado de la manera correcta”. Y es que ser el cabeza del mercado, tiene grandes responsabilidades y por ende, consecuencias: estas siempre en el punto de mira de todos. Así que mientras la comisión europea estudia el caso, yo no puedo más que agradecer a Google el gran regalo que me privó hace unas semanas y pararme a pensar –después de escuchar la noticia de hoy- al respecto. La pequeña anécdota tiene sus orígenes medio año atrás.
PRIMERA PARTE: E aquí la creadora de este blog que estaba un día paseando por las calles de Barcelona, cuando de repente entró enana tienda y le gustó un vestido. No queriéndose gastar dinero innecesario y pensando en hacer cosas más importantes el vestido lo dejó allí donde lo había encontrado. Pero, indecisión personificada, el vestido volvía a la mente una y otra vez. Y cuando por fin decidí comprármelo, ley de Murphy: se había esfumado. Ya podías buscarlo donde fuese que no estaba por ninguna parte.
SEGUNDA PARTE: Estando un día, hace dos semanas, echando un vistazo a unas webs de Internet, no se sabe cómo pero acudió a mí la idea divina de buscar el vestido por el buscador de Google. Fui probando distintas descripciones y de repente: competencia desleal. Después de escribir en el buscador de Google la descripción del vestido y poner al lado la palabra e-bay (quizás estaba por allí) me apareció el enlace de una que nada tenía que ver con e-bay pero allí estaba el vestido. Visto y “clickado”. En 10 días me ha llegado el dichoso vestido.
¿Y para que todo este royo? Parece que nos encontramos ante un caso de competencia desleal. Y qué mal me parece pensar que le doy las gracias porque pude encontrar un objeto prácticamente descatalogado del mercado (¡hacia medio año!). Y aunque yo haya tenido la gran suerte de encontrarlo gracias a ello, he de reconocer después de ver y leer sobre el caso que, debe medirse y estudiarse a fondo para todas aquellas empresas que efectivamente pagan su dinero para publicitarse legalmente. Quizás Google deba de emplearse más a fondo y cerciorarse que quien hace uso de sus marcas ¡es realmente el propietario de ellas!